domingo, 3 de octubre de 2010

Agustín de Iturbide: realista, insurgente y primer emperador de México


Algunos han dicho que Agustín de Iturbide es "el héroe incómodo de la independencia nacional". ¿A qué se debe esto? Conozcamos primero un poco acerca de su vida y de su participación en la lucha independentista para tratar de entender a este prolífico personaje.
Nació en Valladolid, actual Morelia, en 1783; fue hijo criollo de un inmigrante vasco de ancestros nobles y de una dama michoacana. A la edad de 17 años ingresó al regimiento de infantería provisional de su ciudad y a los 22 años contrajo matrimonio con Ana María de Huarte. Sirvió en un primero momento al gobierno real español como oficial del ejército y adquirió renombre por las persecuciones que realizó de los primeros rebeldes en los años que van de 1810 a 1816. Paralelamente ascendió a coronel, ocupando el control militar supremo de la intendencia de Guanajuato, uno de los principales escenarios de la rebelión.
Iturbide ejercía su papel con severidad, actitud que le mereció muchas críticas pues el trato que ejerció hacia los civiles se tornó exagerado. Detenía a madres, esposas e hijos de rebeldes conocidos, mandaba fusilar a quien él consideraba merecedor del castigo.
Sostenía a su tropa con recursos propios, desertó la iniciativa privada para la defensa de las localidades en campañas locales y foráneas, se preocupó por la educación y la valorización de las hazañas de sus soldados; todo esto con el fin de poner en práctica el programa realista contra la insurgencia. A pesar de es lista de logros notables, la vida de Iturbide y el rol que jugaría en el movimiento de independencia darían un giro drástico cuando en 1816 el virrey Félix María Calleja le ordenó responder a varios cargos que incluían: Uso del mando para crear monopolios comerciales, saquear propiedades privadas y malversar fondos. Las acciones citadas suscitaron quejas provenientes de los simpatizantes insurgentes. A un año de retirar los cargos, Iturbide se encontraba resentido y rechazó la oportunidad de estar al mando del ejército del norte.
En 1820 Iturbide, coronel realista, a sus treinta y siete años de edad se volvió contra el régimen al que había servido de manera ferviente y proclamó una nueva rebelión. Luego de darse cuenta de que Vicente Guerrero y sus hombres continuaban luchando de manera extraordinaria en las montañas del sur y que su captura era practicamente imposible, vislumbró que la independencia sólo sería posible cuando los militares insurgentes se aliaran con las fuerzas que militaban bajo las ordenes del rey.
Iturbide fue derrotado nuevamente en enero de 1821, entonces tomó la decisión de entrevistarse con Guerrero. Le envió una carta solicitándole se reunieran, exponiendo además de manera breve los puntos de vista de su programa político, los cuales en conjunto se reconocerían más adelante como el Plan de Iguala. Existe la versión de que Guerrero recibió de buen agrado la invitación a Iturbide, sin embargo, Lucás Alamán la desmintió diciendo que Iturbide no generó la suficiente confianza en Guerrero por lo tanto se vio obligado a enviar a José Figueroa para arreglar las condiciones del encuentro. Tuvieron su encuentro en Acatempan, actual Teloloapan, estado de Guerrero.
Lejos de las polémicas entre historiadores, ya no se pone en discusión la creación del Ejército Trigarante y la proclama del Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821. En el documento se avalaba al ejército y se declaraban las tres garantías: Religión católica como única tolerada en la nación, independencia con relación a España y la unión entre los bandos de guerra. Finalmente el 27 de septiembre de 1821 el Ejército Trigarante hizo su entrada triunfal en la ciudad de México con Agustín de Iturbide a la cabeza, quien firmó, poco después, junto a Juan O' Donoju los tratados de Córdoba donde se reconocía la independencia de México.
Sin embargo, España desconoció esos tratados, advirtiendo a los gobiernos europeos que el reconocimiento de la independencia no sólo de México, sino de cualquiera de las colonias hispanoamericanas se consideraría una violación a los tratados existentes. Con esto en consideración, Iturbide comenzó a preparar su ascenso al poder.
La noche del 18 de mayo de 1822 una multitud, dirigida por un contingente del antiguo régimen de Celaya, marchó a través de las calles de la capital hasta la residencia de Iturbide a demandarle que aceptara ser la cabeza del imperio mexicano, lo que culminó con su coronación; sin embargo, sólo un año más tarde la revolución de Casa Mata encabezada por Santa Anna, lo obligaría a abdicar el 19 de marzo de 1823 y abandonar el país de manera "voluntaria", luego de que se reinstalara el congreso.
Un año después volvió a México acompañado de su esosa y sus dos hijos; Iturbide no vio nada de malo en ello ya que consideraba que su salida del país fue por desición propia. El único problema fue que ignoraba la existencia de un decreto en su contra que lo declaraba traidor y fuera de la ley, además de que estaba sentenciado a ejecución. Finalmente el 19 de julio de 1824, el presidente de la legislatura de Tamaulipas-lugar donde radicó en su regreso- le administró los últimos sacramentos y le confesó. Así Iturbide murió, siendo sus últimas palabras: "¡Mexicanos! ¡Muero con honor, no como traidor; no quedará a mis hijos y su posteridad esta mancha, no soy traidor, no!".
Quizá ahora, a casi dos siglos de distancia sea más díficil comprender a Iturbide, entender sus decisiones que estuvieron basadas -al menos parcialmente- en la convicción de alcanzar la libertad de México. Algo que no podemos ignorar es que tuvo la oportunidad de reivindicarse, de hacer un alto y cuestionarse el porqué de su lucha y si realmente estaba funcionando el ejército realista. Reflexionó acerca de lo que estaba pasando a su alrededor y querámoslo o no, él fue un elemento decisivo para que la independencia de México se consumara. La historia no puede juzgar aquellos que la construyeron, simplemente puede hacernos comprender los hechos y la manera en que estos tiene repercusión en nuestra realiad. No dividamos esquemáticamente a los personajes en "buenos" y "malos", en la vida nada es monocromático, es una escala de grises incontables.
El objetivo de la lucha era claro: Alcanzar la libertad; el problema fue que no existió un acuerdo general, de quién o cómo se gobernaría al país una vez terminada la lucha. Hasta que culminó el movimiento, inició esta reflexión necesaria que acaecería en nuevas propuestas y movimientos.


* Agradezco al Mtro. Jacobo por la oportunidad de escribir y por su guía.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El queso y los gusanos



Tanto tiempo sin escribir y tantas cosas que decir. He estado escribiendo mucho pero desafortunadamente no lo he podido compartir con quien quiera que lea este abandonado blog. En fin eso no importa lo que importa es que uno escriba. Así que en los últimos cinco meses han ocurrido cosas interesantes dentro de mi cotidianidad.
Hablando de cotidianidad, quisiera compartir con ustedes un libro que leí hace como un año. Se trata de El queso y los gusanos: el cosmos según un molinero del siglo XVI del historiador italiano Carlo Ginzburg.
Este libro lo leí para un ensayo final que debía entregar en la clase de Taller de redacción de textos en mi primer año de historia. Y contrario a lo que suele pasar con los libros asignados para tareas, este resulto ser uno de mis favoritos y con el cual inicié un largo camino que me queda por recorrer dentro de la lectura historiográfica.Lo que más me gusta de este libro es que cualquiera lo puede leer, es digerible y no tiene nada que ver con lo que la gente se imagina cuando le hablas de textos historiográfia
Ahora bien, ¿qué es lo que pasa cuando alguien rompe con lo cotidiano?, por el simple hecho de pensar diferente a los demás. De ir en contra de lo establecido, pero no por maldad, maquiavelismo o cualquier otra cosa sino más que nada movido por la curiosidad y por el saber.
Bueno esto es precisamente lo que le sucede a Domenico Scandella, un molinero friulano mejor conocido como Menocchio, quien murió en la hoguera por orden del Santo Oficio a finales del siglo XVI, sólo por hacer la analogía de que el cosmos era como un queso con gusanos dentro de el.
Las ideas de Menocchio no eran apropiadas para su época y con esto me refiero no a que este mal pensar como queramos sino que muchas veces hay que guardar las apariencias o llevarlo hasta las últimas consecuencias.
En lo personal me parece importante que la gente se acerque a la historia de todas las maneras posibles, en la escuela, en novelas históricas, en revistas y que la curiosidad los lleve más allá, hacia los textos historiográficos. El cómo se ha escrito la historia es algo que nos concierne a todos pues nadie está exento de ella. No importa lo que hagamos, somos parte de un todo y a la vez nuestra parte explica y determina ese todo. No hay que olvidarlo.
Hasta la próxima
:)

lunes, 17 de mayo de 2010

El maestro y la educación: Del porfiriato al México postrevolucionario


A mis padres

Antes del régimen porfiriano la docencia no existía como profesión, las personas que sabían leer, escribir y contar eran las que educaban a los demás e incluso abrían su propia escuela si no tenían otra forma de ganarse la vida.Añadir imagen Durante el gobierno porfirista el escenario cambió radicalmente; se le daría gran importancia al papel del maestro ya que su misión no era simplemente dar conocimientos, sino que de él se esperaba la formación del alumno en tres aspectos principales: el físico, el moral y el intelectual.
A partir de esto aparece la pedagogía de manera formal. Ya se sabía que la profesión del maestro no era cosa fácil, sobre todo porque se pensaba que su ejercicio no afectaba tan sólo a un reducido número de individuos, "sino a la familia, a la sociedad, a la patria, a la humanidad entera"; se le temía a la mala educación, ya que se consideraba como algo irreparable.
Para 1897 se habían fundado en el Distrito Federal dos academias de profesores con el objetivo de unificar la enseñanza en todas las escuelas nacionales primarias. Un año más tarde nació la Escuela Normal con carácter federal y nacional. Con la misión de normar y establecer las reglas a la que se tenía que ajustar la enseñanza, tal y como su nombre lo dice.
Luego de la fundación de la Escuela Normal para profesores, se consideró la idea de crear una escuela para mujeres en la misma rama. La idea se convertiría en un hecho en febrero de 1890. Se le pedía a la mujer que cooperara con el hombre para consumarse en el progreso. La enorme respuesta fue sorpresiva, se tuvo mucha demanda, aquel fenómeno social se convirtió en un acto de igualdad único.
Los planes de estudio eran variados, desarrollándose áreas comunes para las dos Escuelas: la científica, la humanística y la tecnológica. Se tuvieron clases apropiadas para cada sexo en las cuales se cultivaba la formación artística y física del alumno con la incorporación de clases de dibujo, canto y educación física. Se anexaron a ellas los cursos de lenguas extranjeras como el inglés y el francés. La Escuela Normal se consideró con dos objetivos dictaminados en sus leyes en 1908: perfeccionar y ampliar la educación de los alumnos y proporcioanarles conocimientos pedagógicos adiestrándolos en el arte de educar.
Sin embargo, las cosas no eran nada fáciles para los maestros quienes tenían un sueldo de treinta a ochenta pesos mensulaes y en las comunidades rurales estas se reducían a diez pesos.
Había escasez de plazas y los sueldos tan bajos asolaran a los normalistas durante el porfiriato. Aunque el país necesitaba maestros, cuando estos buscaban empleo no lo encontraban.
Entre 1908 y 1910 fueron entregadas alrededor de 47 mil cartas escritas por maestros, en las cuales predominaban las peticiones de aumento de sueldo o demanda de plazas. Todas las misivas suplicaban al general Díaz su ayuda. El presidente dio respuestas negativas, no resolvió inquietud alguna. Sólo unos cuantos casos fueron la excepción, lo cual era posible cuando el maestro presentaba un plan educativo y de ayuda a una comunidad; aun así los recursos proporcionados eran insuficientes. La falta de apoyo generó a un gran descontento, desembocando a una exigencia generalizada de los maestros por el respeto a sus derechos; lo que llevó a identificarse y aliarse con las masas rurales en la participación dentro de la Revolución, tanto en la forma ideológica como en la lucha armada.
Luego de que se restableciera el orden el 1921, se creó la Secretaría de Educación, siendo José Vascocelos el primero en dirigirla. Se reestructuró la enseñanza primaria incluyendo los jardines de niños, creándose además escuelas rurales.
Después de la renuncia de Vascocenlos a la Secretaría de Educación y el fin del régimen de Álvaro Obregón, siguió el mandato de Plutarco Elías Calles con el cual la educación sufrió una transformación considerable: el interés ya no era tener una formación humanista occidental, sino una educación que fuera también instrumento del progreso y desarrollo económico, sumándose también un cambio en la ideología que pretendía tener una educación basada en los valores de la Revolución.
Pero, ¿Cuáles eran estos valores? Hubo una gran explosión ideológica, se hicieron también debates educativos los cuales estuvieron enmarcados en la discusión más amplia sobre el sentido global de la experiencia revolucionaria. Los valores que se propusieron ser inculcados en la escuela fueron muy diferentes de una región a otra y de una clase social a otra. Entre ellas se enfrentaban la educación católica, la educación laica, la escuela racionalista, la educación socialista y muchas otras.
En realidad lo que predominó fue el desacuerdo, muchas veces era mayor la preocupación de refutar alguna idea ajena, que definir una propia. En general muchos de los maestros no aceptaron estos cambios y decidieron continuar con sus métodos tradicionales. Estos son sólo algunos de los ejemplos de cómo la educación en México se ha tranformando considerablemente al paso del tiempo; sin duda, le papel del maestro es fundamental pues aunque los cambios de ideologías influyan en la educación un buen maestro siempre se hará la diferencia en el alumno.
El maestro tiene una tarea nada sencilla, y es aun más difícil cuando se trata de enseñar la Historia. Todos aquellos que se dedican a instruir esta materia tienen en sus manos el poder de concientizar al alumno o de hacer de la historia "algo ya pasado", algo insignificante o de poco interés, condenando a los demás a la ceguera de la Historia, de su historia ¿Cómo se debe enseñar la historia?, cada maestro tiene su estilo, sus objetivos y sus herramientas para lograrlo pero lo que más importa es tener el gusto de enseñarla; quizás con este ingrediente al maestro logre cautivar al alumno rompiendo poco a poco la hostilidad general que se tiene entre la Historia y su comprensión, más allá de la simple memorización.


* La maestra rural. Mural de Diego Rivera localizado en el patio del trabajo de la SEP.

jueves, 29 de abril de 2010

La historia del niño en México


Los niños siempre han estado presente a lo largo de la historia, pero ¿Qué lugar ocupaban en la sociedad?, ¿Cómo eran educados?, ¿Cuáles eran sus pasatiempos?
En el México Prehispánico la educación de los niños ocupaba un lugar importante, en la cultura Chichimeca era más que nada una imitación de los usos y costumbres de los adultos como madera de adaptación a la vida de su tribu. En la cultura Maya, se daba una gran importancia a la educación, se mostraban menos severos y su interés principal era la agricultura, de igual manera a los niños se les enseñaba la alfarería, la metalurgia, el comercio, la música y la pesca. En cambio la cultura Mexica era una educación de carácter domestico hasta los catorce años de edad. En el hogar los niños recibían la educación para la vida desde los huehuetlatolli - libros de consejos- recomendaciones de los ancianos a las nuevas generaciones, tenían un interés de formación militar. Los niños eran criados por el padre participando en el campo a partir de los nueve años; las niñas por su parte eran educadas por la madre y estas ayudaban a las labores domesticas- preparar las tortillas, cosechar y recoger los frutos, hierbas medicinales y leña- aprendiendo a despepitar el algodón, a hilar y tejer. Los hijos de cualquier sexo si no se comportaban sufrían severos castigos; se les enseñaba el respeto a sus dioses, respetar y querer a sus padres y a los ancianos cumpliendo siempre con sus deberes haciendo uso de la verdad y la justicia. En la pubertad los hombres eran enviados al calmécac y al telpochcalli, donde eran educados para ser sacerdotes, guerreros, jueces, maestros o gobernantes.
Uno de los entretenimientos para niños en la época prehispánica era el patolli, el cual es un juego parecido a la Oca, pero con un significados guerrero; consistía en un tablero con cuatro esquinas y como fichas se utilizaban los frijoles rojos. El juego en general hacía referencia a la idea del universo que tenían los antiguos mexicanos. También jugaban con máscaras, muñecas, silbatos, pelotas y diversos utensilios domésticos.
En el periodo Colonial, las mezclas de niños indígenas, criollos y mestizos generó nuevas culturas; se crearon escuelas, y formas de vestir y comer distintas. Con la llamada conquista espiritual se crearon nuevas formas educativas enfocadas sobre todo a los niños indígenas y mestizos, enseñándoles a leer, escribir, cantar, contar, tomar buenas costumbres y aprender el catecismo. Aún así, a finales de la Colonia existían muy pocas escuelas elementales.
En los últimos años del siglo XVIII, con la aparición de grandes pensadores en lo que fue conocido como el "Siglo de las luces", llegaron a México nuevas ideas en cuanto a la educación de los niños. Uno de los textos con mayor influencia fue Emilio de Jean Jacques Rosseau, en el cual afirmaba que la educación de los niños debería permitirles ser felices ofreciéndoles un desarrollo armónico y con libertad. Luego de la consumación de la Independencia se fundó en 1822 la primera escuela primaria laica auspiciada por la compañía lacasteriana, de orígen escoses que difundía la enseñanza libre en todo el mundo. El proyecto creció permitiendo que un mayor número de niños tuviera acceso a la educación durante más de la primera mitad del siglo XIX.
Más tarde en 1867, benito Juárez, mediante la Ley Orgánica de Instrucción, logró que se instituyera la educación elemental gratuita y obligatoria. Como resultado se empezó a atender la educación en todo el país iniciándoce las investigaciones para saber las condiciones en las que se encontraba. El cometido de la educación durante esta etapa fue enseñar a los niños a pensar y no a memorizar, influenciada por la filosofía positivista de Augusto Comte y por las inclinaciones científicas de Gabino Barreda el objetivo de la educación era el conocimiento de la verdad.
En el siglo XX, en el año de 1910 más del 80 por ciento de la niñez mexicana no sabía leer ni escribir, además de que algunos de ellos hablaban sus propios idiomas, es decir, desconocían el español. Los niños y las niñas que tomaban clases eran separados no sólo en las instituciones sino que se les enseñaban con diferentes libros y textos, existían problemas de salud y muchos eran los niños que abandonaban sus estudios y contribuían al sustento familiar trabajando.
Luego de la Revolución, en 1917 el artículo tercero de la Carta Magna confirmó que la educación que diera el estado sería laica gratuita y obligatoria. En 1921, se creó la Secretaría de Educación Pública y José Vasconcelos, siendo el primero en dirigirla, reestructuró la enseñanza primaria, incluyendo los jardines de niños. Para el año de 1959, siendo presidente Adolfo López Mateos, aparecieron los libros e texto gratuitos y además se fomentaron los desayunos escolares.
Actualmente siguen existiendo graves problemas a los que se enfrentan los niños, simplemente en México, en el año de 2004 se registraron cien mil niños que viven en la calle y en el año 2009 más de tres millones de niños se dedicaban a trabajar. * Cifras alarmantes que nos llevan a preguntarnos ¿Qué lugar ocupan los niños en México actualmente?



* 2010: Cinco millones de niños trabajan



domingo, 7 de febrero de 2010

La historia de México según Diego Rivera





Un gran pintor y muralista mexicano, quien consiguió plasmar sus ideas revolucionarias y su visión no solo de México y el mundo es sin duda, Diego Rivera.

Este gran pensador ilustre nace en Guanajuato el 8 de diciembre de 1886, el crecimiento de Diego entre mineros, campesinos y las ideas liberales de su padre, influyeron enormemente en su formación intelectual. A su corta edad de seis años, Diego y su familia se trasladan a la ciudad de México. Ingresando tiempo después a la edad de diez años a la Academia de Bellas Artes de San Carlos, teniendo como maestros a Santiago Rebull, José Salomé Pina, Félix Parra y José María Velasco. En 1902 abandona la Escuela de Bellas Artes, comenzando a trabajar independientemente, efectuando en 1907 su primera exposición, los siguientes dos años los dedicaría a viajes de estudio y trabajo por Bélgica, Holanda e Inglaterra. Regresó a México por breve tiempo y celebró una nueva exposición de sus obras, presenciando el principio de la Revolución Mexicana, la cual le hizo abandonar México otra vez, para regresar a Europa en 1911, teniendo a partir de entonces nuevas experiencias como su etapa cubista y el estallido de la Primera Guerra Mundial.

Finalmente Diego en el periodo de 1915 a 1920 encontraría en las obras de artistas franceses, tales como Renoir, Cézanne y Gauguin, los elementos que constituirían su enorme fondo cultural y su singular personalidad artística. Sostuvo discusiones con David Alfaro Siqueiros sobre la necesidad de transformar el arte mexicano, creando un moviendo nacional y popular. Regresó a México en 1921, luego de sus viajes por Italia, con un cúmulo de estudios, observaciones y experiencias artísticas. Con José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros constituyó el Sindicato de Pintores.

Diego Rivera es le primero que se encarga de recoger en obras muralistas la vida en la República Mexicana, plasmando lo que es para el mexicano, sus ilusiones, costumbres, fiestas, desgracias, alegrías, paisajes, su pasado, su presente y la esperanza.

Durante los años de 1929 a 1935, Diego se dedica a plasmar en sus murales los conceptos sobre la Historia de México, iniciando la monumental decoración de la escalera del Palacio Nacional, con la representación de México Prehispánico (1929-1930), en ella el artista evoca nuestra gran pasado indígena con la representación del dios Quetzlcóatl y sus diversas representaciones, así como también el reflejo de las costumbres y deidades de las diversas culturas tales como Mexica, Tolteca, Teotihuacana, Huasteca y Maya.

Diego Rivera continúa esta exhaustiva obra, con México del presente (1930-1931), en la cual comienza plasmando la conquista de México por los españoles y su resistencia, además de los sucesos venideros los cuales son la Independencia y la Revolución, con muchísimos rostros de todos aquellos personajes emblemáticos que llevaron a cabo con fuerza y valentía las peticiones de su pueblo, y otros con las ambiciones y la visión de un mejor porvenir personal. Entre ellos tenemos, a Hernán Cortés, Cuauhtemoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Costilla, Morelos, Agustín de Iturbide, Fernando VII, Venustiano Carranza, Pancho Villa, Emiliano Zapata, Josefa Ortiz de Domínguez, Francisco I, Madero, por mencionar solo algunos.

Diego Rivera finaliza con México de hoy y del futuro (1935), en este último apartado, nos permite ver sus ideologías de tendencia Marxista, con esperanza en el socialismo y el comunismo por un México mejor, sin campesinos ni obreros explotados. También nos expone verdades incomodas, como lo es recuadro en el cual esta la escena de una orgía donde no solo participan las personas integrantes de nuestro gobierno sino también del mismo clero, arriba se nos muestra a Calos Marx señalándonos el camino hacia el progreso, más abajo se nos muestra como es que un estudiante obrero carga en su brazo izquierdo la obra de Carlos Marx El capital, y con el otro burlándose de las ideas retrogradas de un profesor fascista, en la parte superior Diego, representa a la educación con las figuras de Frida Kahlo y su hermana Cristina, las cuales confrontan los textos de Engels y Marx.

Obviamente la Historia de México no solo queda bellamente representada en términos artísticos sino que de manera cruda nos muestra las diversas etapas del progreso que ha tenido México, en ocasiones no tan satisfactorio, y con ello todas las personas que se sacrificaron porque los ideales y la esperanza eran más fuertes que cualquier otra cosa, sin embargo, al terminar de contemplar esta pieza, nos damos cuenta de que como mexicanos es momento de reivindicarnos y reflexionar acerca de que fue lo que triunfó y que fracasó en los movimientos más importantes de nuestra historia, la Independencia y la Revolución.