En
las siguientes líneas intentaré realizar una interpretación sobre algunas ideas
del autor: Jean Baudrillard.[1]Quien
a mi parecer, realizó unas críticas asertivas dotadas con un estilo irónico,
que resultan ser bastante atractivas, acerca de las contradicciones que se nos
presentan día a día en este etapa social donde la ciencia, el Estado o la
religión resultan ser las instituciones, patrones o modelos a seguir, en los
cuales el vulgo deposita su obediencia y confianza para mantenerse en el
supuesto “orden” y “armonía que cada uno predica, establece o promueve.[2] Si
nos atañimos a la ciencia, resulta ser la veracidad concebida de la misma, la
que soluciona y rige cualquier problema social.
Reflexionemos
un poco sobre estos patrones que rigen la sociedad. Podemos percatarnos de lo
dudoso que en algunas ocasiones resulta creer o confiar en las funciones de los
modelos anteriormente mencionados. ¿Realmente hay un orden y armonía en el modo
de vida actual? O ¿podría existir una, sociedad en donde reina la contradicción
y el desorden?
Apoyado en el pensamiento y obra de Jean Baudrillard, a continuación de manera breve, analizaré la supuesta veracidad que propone la ciencia actualmente. Se trata de exponer algunas ideas del autor antes mencionado, acompañado de un intento personal de interpretación, comentario y crítica, exponiendo grosso modo la propuesta de Baudrillard.
Durante la etapa Moderna, la humanidad se ha mostró inquieta por encontrar los métodos más correctos de veracidad para un mejor desarrollo de la raza humana. Si bien en las etapas anteriores el hombre tuvo la misma preocupación, considero que en la Modernidad se le otorga a la ciencia un papel protagónico para las nuevas formas de explicación que se ofrecen en el mundo, es decir, se buscan aclaraciones científicas.
Apoyado en el pensamiento y obra de Jean Baudrillard, a continuación de manera breve, analizaré la supuesta veracidad que propone la ciencia actualmente. Se trata de exponer algunas ideas del autor antes mencionado, acompañado de un intento personal de interpretación, comentario y crítica, exponiendo grosso modo la propuesta de Baudrillard.
Durante la etapa Moderna, la humanidad se ha mostró inquieta por encontrar los métodos más correctos de veracidad para un mejor desarrollo de la raza humana. Si bien en las etapas anteriores el hombre tuvo la misma preocupación, considero que en la Modernidad se le otorga a la ciencia un papel protagónico para las nuevas formas de explicación que se ofrecen en el mundo, es decir, se buscan aclaraciones científicas.
En
la actualidad vivimos con el mismo patrón de veracidad: la ciencia, como el
poder seguro y confiable.
El desarrollo de la ciencia ha permitido que se
gesten creaciones de armas nucleares o bacteriológicas, que si bien no fueron
creadas para la destrucción del hombre, desafortunadamente se utilizaron como
tal
.
.
La televisión, los teléfonos celulares o el internet han sido promovidos
con un tinte de artefactos benéficos para la comodidad y el aumento en la
calidad de vida. Sin embargo, resultan ser la televisión y el internet las
principales vías de comunicación más manipuladas en su contenido, causando
desorientación o mal-información a quien las consulta.
Se convence a la
población de necesidades ficticias o innecesarias, como el constante cambio de
celular, propagando una epidemia de consumismo. “Las redes de comunicación
constituyen un inmenso cuerpo viral, y las trasmisiones instantáneas son en sí
un peligro mortal.”[3]Así
pues, el hombre ha utilizado la crítica hacia la ciencia, cuestionando sus
alcances de utilidad y beneficio. Las redes de comunicación se han fortalecido
con el avance científico-tecnológico, siendo éstas cómplices de la mentira, la
ilusión, el caos y la violencia. Baudrillard afirma que “El cuerpo de la vaca se ha convertido en un no cuerpo,
en un una máquina de hacer carne”.[4]No
sólo la humanidad ha sido víctima del “monstruo” ciencia, sino también la
naturaleza.
Las especies naturales cada vez con más artificiales, el hombre ha
perdido la capacidad de interés y admiración por los ecosistemas naturales y
los animales son víctimas de la experimentación y el dolor justificado en el
avance científico, en un mayor proceso material y productivo, todo ello en busca
del beneficio del hombre.
El
hombre manipula, a través de la ciencia, la medida del tiempo y de la realidad,
convirtiéndola en el máximo juez o autoridad sobre la tierra. La fe en la
ciencia es tan fuerte que no deja observar el lucro que de ella se obtiene. La
ciencia se ha convertido en el canal capaz de convencer en lo que se debe cree
y en que no. Los expertos se esmeran en presentar verdades empíricas y exactas,
“sobre todo empujando a la gente a poner únicamente su esperanza en las pruebas
visibles de su existencia: al atribuirles este realismo chato, se les toma por
ingenuos y por débiles”.[5]
Los
expertos se esmeran, por medio de sus teorías, presentarnos verdades
contundentes, empíricas y exactas. La ciencia acepta teorías como la existencia
y representación de átomos, teoría pensada desde la antigüedad clásica y
aceptada hasta que fue presentada como verdad científica, si bien los átomos no
los podemos ver a simple vista, pero concluimos en su existencia. Desde mi
perspectiva, me parece prudente mantener las sospechas de la autenticidad de
estas “verdades” ofrecidas porque, si bien el ejemplo de los átomos se atina
como inocente o simple, lo mismo puede pasar con alguna otra propuesta que, a
primera vista tome este perfil y resulte dañina.
La ciencia no da verdades absolutas al mundo, éste es
mucho más complejo y existen preguntas que hasta ahora la ciencia, si bien se
ha dado la tarea, no ha podido contestar. Por tanto en el rigor lógico científico
y en el práctico, la ciencia tiene aspectos que pueden ser cuestionados y
criticados.
Hoy en día
cuesta trabajo desmentir los veredictos ofrecidos por los científicos, pues ya
sea por imposición, apatía o pastoreo, la gente ya no se atreve a dudar las
respuestas o alternativas que da la ciencia. La ciencia dictamina las verdades
y soluciones a las preguntas o problemas de la vida.
La fe ciega en la ciencia no es muy coherente, arrastra a la persona a un estado de fanatismo que puede dogmatizar su modo de pensar, cerrando las puertas a otros conocimientos e incluso insensibilizándolo. Es importante cuestionar siempre y tomar diversas posturas hacia la ciencia, pues así como los mitos y relatos que explicaban el mundo antiguo, el día de mañana una teoría que explica el hoy, puede resultar desmitificada y desechada.
La fe ciega en la ciencia no es muy coherente, arrastra a la persona a un estado de fanatismo que puede dogmatizar su modo de pensar, cerrando las puertas a otros conocimientos e incluso insensibilizándolo. Es importante cuestionar siempre y tomar diversas posturas hacia la ciencia, pues así como los mitos y relatos que explicaban el mundo antiguo, el día de mañana una teoría que explica el hoy, puede resultar desmitificada y desechada.
[1] Nacido
en Reims, Francia, en 1929, en el seno de una familia modesta. Estudió
filología germánica en La Sorbona de París y ejerció como profesor de alemán en
un instituto de enseñanza media (1958-1966). Teórico crítico
postestructuralista y uno de los más prestigiosos y polémicos analistas de los
fenómenos de la postmodernidad. En su pensamiento sobre la formación del
conocimiento y la percepción de la realidad, los medios y sus extensiones
tecnológicas aparecen como elementos centrales del análisis.
[2] Jean
Baudrillard, El pensamiento en contraseñas, Anagrama, Barcelona, 2000, pp.
35-42.
[3] Jean
Baudrillard, Rumias para los encéfalos
esponjosos, Anagrama, España, 2001, p. 197.
[4] Ibídem., p. 198.
[5] Jean
Baudrillard, El crimen perfecto,
Anagrama, España, 2000, p. 132.
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