Por:
David Alberto Valerio Miranda
“τάλαντον “tálanton” – “balanza” o el
verbo τλῆναι “tlénai” – “soportar, tolerar”, de donde proviene el nombre del
titán de la mitología griega Ἄτλας – “Atlas”, quien luego de perder la lucha en
la titanomaquía fue castigado para “cargar” o “soportar” (tlénai) el cielo
sobre sus hombros”[1] es una
referencia hacia el termino tolerancia.
Pero, ¿acaso podemos ser tolerantes en
filosofía? O ¿aguantar la pesadez de lo que no aviva nuestra curiosidad o
agrado? Es posible que, desde la antigua Grecia se puedan identificar relación
entre la intolerancia y filosofía, tal es el caso de Platón, quien en algunos de
sus diálogos puede mostrar intolerancia hacia algún tipo de personas como:
poetas, políticos,[2] por
mencionar ejemplos.
Dando grandes saltos en la historia de la
filosofía es posible seguir encontrando la práctica de la intolerancia, por
mencionar más ejemplos puede exponerse los periodos de la Patrística y Edad Media, donde a pesar de la fuerte admiración a los griegos, (en
especial Platón y Aristóteles sucesivamente), se adjudica con justicia o no el
prejuicio, en el cual en estos periodos se ejerció la intolerancia, producto
del dogma cristiano.
Salvo los periodos de transición, que son
innegables, en varios lapsos de la historia de la filosofía es posible seguir
encontrando intolerancia, como en el Renacimiento con la intolerancia a la
escolástica y nostalgia por los clásicos.
En la Ilustración el anhelo por lo racional y
la intolerancia por la metafísica, y así sucesivamente podría seguir
mencionando ejemplos de intolerancia en la historia de la filosofía.
Según la etimología que presento al principio
tolerancia viene del vocablo griego que es “aguantar” o “soportar”, por lo que,
intolerancia sería ni aguantar ni soportar, usualmente se aguanta o se soporta
algo que no es agradable o que no genera interés.
El desinterés o desagrado hacia ciertas cosas o
ideas, no es exclusivo de la filosofía, creo que se da en la mayor parte de los
individuos, por lo que, en filosofía también puede haber ese desagrado o
intolerancia, en el cual podemos fundamentar nuestro rigor.
Este rigor ¿puede hacernos caer en cerrarse
hacia otras alternativas?, ¿puede arrastra a un dogmatismo hacia determinada
propuesta filosófica?, o también ¿es válido desechar las ideas que no son de
nuestro agrado y creemos no merecen nuestro tiempo y esfuerzo en investigarlas
o siquiera conocerlas?
Cuando enfrento la reflexión entre la relación
entre filosofía y tolerancia, me doy cuenta que en esta disciplina no puedo ser
dogmatico, intolerante y cerrado hacia otras propuestas. Sin embargo, la vida
es corta y la filosofía es inmensa por lo que no puedo estudiar todo, por lo
que debo elegir lo que más me agrada y es útil para mí, y mi entorno.
Por otro lado los modelos educativos apuntan a
la especialización contra el eclecticismo, por lo que el estudiante se va
aislando a determinada propuesta o escuela filosófica, pero entonces ¿no sería
intolerancia sino las circunstancias de estos tiempos para quien intentan hacer
y hacen filosofía?
La reflexión anterior no satisface mi inquietud
hacia deber ser tolerante en filosofía, soportar y abrirme hacia lo que no es
de mi agrado o, a mi parecer, no me será útil, tener derecho a elegir lo que me
satisface me resulta tentador, aunque puede ser una tentación formada por las
determinaciones de los sistemas educativos y otros más.
Lo anterior me conducen a nuevas preguntas que,
cómo estudiante de filosofía me salen a flote como: ¿es conveniente ser tolerante?
O ¿en qué circunstancias ser lo contrario?, lo que es claro es que en el ámbito
académico no puedo ser intolerante por siempre hacho de pertenecer a una
institución donde se aceptan una pluralidad de ideas.
Pero en la calle, en la vida ¿se requiere ser intolerante?,
quizás en ciertos momentos quizás la experiencia me dote de ello, quizás nunca
lo sepa. Quizás esté sea el comienzo de una larga meditación hacia la relación
filosofía y tolerancia.
[1] Confrontar:
Etimología de La Lengua Española en http://etimologia.wordpress.com/2007/08/12/tolerancia
[2] Confrontar: Apología de Sócrates en Platón, Diálogos,
Porrúa, México 2012.
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