miércoles, 29 de abril de 2015

El amor, un personaje.

Por: Rebeca Mejía López

El amor es un tema más que recurrente en El Quijote, pues a largo de la novela Cervantes nos envuelve en muchas historias dentro de la misma hablándonos de personajes que sufren por no estar con la persona amada, que han traicionado por amor e incluso aquellos que han perdido el juicio por culpa de Cupido.
En el capítulo XX de la segunda parte, se hace una descripción interesante del Amor. Don Quijote y Sancho son invitados a las bodas del rico Camacho con Quiteria, quien en realidad está enamorada de Basilio el pobre, éste último hace una aparición realmente dramática en el capítulo siguiente, donde se prosigue la aventura. Las bodas se aprovechaban para dar espectáculos a los invitados, la descripción de la celebración es por demás interesante, pues los torneos y representaciones que se narran en éste capítulo eran comunes en tiempos de Cervantes.
Así, Don Quijote y Sancho presencian una danza hablada, es decir, un ballet con argumento y recitado. En ésta aparecieron ocho ninfas, repartidas en dos hileras: de la primera era guía el dios Cupido, y de la otra, el Interés. El primero adornado de alas, arco, aljaba y saetas y, el segundo, vestido en colores de oro y seda. Las ninfas seguidoras del Amor portaban en las espaldas sus nombres; Poesía, Discreción, Buen Linaje y Valentía. Las que seguían al Interés eran; Liberalidad, Dádiva, Tesoro y Posesión Pacífica.
Al comenzar la danza, Cupido fue el primero en presentarse diciendo:
Yo soy el dios poderoso en el aire y en la tierra y en el ancho mar undoso y en cuanto al abismo encierra en su báratro espantoso. Nunca conocí qué es miedo; todo cuanto quiero puedo, aunque quiera lo imposible, y en todo lo que es posible mando, quito, pongo y vedo.
Recordemos que en la época Cervantina comenzaba el resurgimiento de la tradición clásica, los grandes dioses mitológicos se recuperan en la narrativa y en todas las artes. Así, Cupido aparece en varias ocasiones a lo largo de la obra, definiendo lo bueno y lo malo que provoca este dios.
En el capítulo LVI de la segunda parte, Don Quijote se distrae por culpa de aquel niño ceguezuelo a quien suelen llamar Amor, el cual no perdió oportunidad de triunfar sobre un alma lacayuna y ponerla en su lista de trofeos. Cervantes, describe la acción de Cupido hacia Don Quijote de una forma muy parecida a la que Homero narra la influencia y movimiento de los dioses en las tramas de La Ilíada y La Odisea, al decir que:
Le envasó al pobre lacayo una flecha de dos caras por el lado izquierdo, y le pasó el corazón de parte a parte”. Causando así que Don Quijote no escuchara el son de la trompeta que daba inicio a un enfrentamiento. Todo esto, porque el Amor es invisible y entra y sale donde quiere, sin que nadie le pida cuenta de sus hechos.
¿Somos también, estimado lector, almas lacayunas como Don Quijote?

Comentarios y sugerencias:
Twitter: @RbkMej

Artículo publicado en La Gualdra 193, suplemento cultural de La Jornada Zacatecas:
http://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-193?e=1493577/12297370



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